miércoles, 1 de octubre de 2008

Uno de los "porque" del blog

Hoy no voy a poner una receta, sino un texto que escribio mi amigo-hermano, Mati, y que me envió cuando estaba de viaje. El suele escribir habitualmente estos pasajes -denominados "El Matutino"- y me los manda siempre, pero durante mi viaje al no disponer de mucho tiempo solo leia algunos. Un día, revisando lo que había escrito, me llamó la atención el título de uno de ellos y decidí leerlo. Cuando terminé de hacerlo le mande un mail y le dije que si no le molestaba lo iba a poner en el blog, ya que en cierta forma ilustraba la idea de Delicattia y él me dijo que con mucho gusto, que era un honor. Asi que aca se los dejo y espero que lo disfruten y entiendan como yo.

El matutino - Sepan disculparme 
por Matias S.

Sepan disculparme por lo que voy a hacer, pero tengo pensado hablar explícitamente sobre mi persona. En general suelo escribir alguna fantochada, donde me desdibujo hablando de cosas triviales y diciendo pavadas que parecen tener sentido pero hoy, si me lo permiten (al seguir leyendo) quiero, y necesito, hablar de mi.

Desde chiquito que me gusta mucho cocinar. Al principio no lo sabía, cocinaba porque si, simplemente me divertía y mi interesaba. Por ejemplo, me parecía curioso que tal sabor provenga de tal especia o sin siquiera proponermelo entendía que diferencia había en sellar, reahogar y freir. En fin, hace poco me anoté en un curso. El profesor es un tipo que no solo es talentoso en el ámbito gastronómico sino que además sabe que es lo importante. Es decir, sabe que es lo que hay que transmitir y que es lo que hay que dejar para que uno descubra solo.

Voy solo una vez por semanas, tres horas. La primera mitad el tipo agarra y nos cuenta de algún cocinero, elige una receta y pasa a cocinarla. Por supuesto, todos opinamos y después comemos. La segunda mitad nos deja cocinar a nosotros. No pone limites, simplemente dice algo como "Ahora, a cocinar" y en mi memoria el tipo aplaude pero no estoy seguro.

Esta última etapa es la que mas disfruto y por ende me es importante aclarar un detalle. No estoy interesado en ser Francis Malman. Cocino lo que se me canta. Mientras otros eligen lomos con salsas elaboradas, yo prefiero hacer milanesas a la napolitana. Lo hago porque a mis amigos les cocinaría eso y todos los miércoles a la noche me los imagino pidiendo una porción mas.

Una vez terminado el curso me vuelvo caminando y las últimas cuadras me alcanza el profesor en taxi. Hoy resulta que había cocinado algo que me pareció divertido y que a él le pareció falto de sustento. Se subió al taxi primero y cuando el chofer arrancó no había temas solo un silencio espantoso. Yo miraba por la ventana y pensaba que estaba desilusionado conmigo, pero despues de un silencio prolongado me dijo: "yo creo que para darle sustento a lo que hiciste deberías... " y después de hablar por un rato, cuando ya me estaba bajando me dijo: "Por favor, no lo dejes ahi, buscale la vuelta".

No se si entiende a lo que voy. Una vez a la semana me escapo 3 horas del mundo y cocino lo que me da la gana. Arroz con huevo fritos, papas fritas a caballo, noquis y hamburguesas..  Y no solo que a la gente no le parece una boludez, sino que opinan y hasta me dicen como mejorarlo. Es mas, hay un tipo que ha cocinado muchisimo mas que yo, que ha probado muchisimos mas platos y que hoy, hace una hora, estaba pensando que mi plato valía la pena. 

Osea, les estuve hablando de la libertad y ni un poco de cocina.

4 comentarios :

  1. aplausos para el autor, y para el dueño del blog por destacar esto.
    besos :)

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  2. Que Pensador!
    Que Poeta!
    Un lirico del estofado!
    Desconocia esta faceta y he quedado gratamente sorprendido Felicitaciones Mati.
    VITO.-

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  3. Acabo de descubrir el blog de casualidad. Leí estas palabras de un tal Mati que no se quien es, y que puso un Federico que acabo de descubrir, y sin embargo, sin concernos, comparto ese amor a la libertad, a hacer lo que uno quiere simplemente porque lo quiere. Me encanta cocinar, probar, amasar para la gente que quiero, sentir el perfume de la cocina inundándome, y seguir tratando de encontrarle la vuelta a esos fideos que hacía mi abuela y que cada vez que los reinvento siento que estoy cocinando con ella. Ella me enseñó la libertad de probar. Le preguntaba, Tere: que le pongo a tal o cual cosa? No, me retaba. Pensá, probá, no hay recetas, hay nociones básicas, el sabor de las cosas lo ponés vos. Puedo imaginar los aplausos de ese profesor, y quizá nos hagan falta muchos aplausos a lo largo de la vida para animarnos a la libertad.
    Gracias por compartir ese momento con el resto del mundo.
    Flor

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